Este sitio web utiliza cookies. [ Acepto ]

CORAZÓN, VENAS, ARTERIAS... EL CIRCUITO DE LA VIDA II

2023-07-18, Sonia Lozano
Arterias y venas son los conductos del sistema cardíaco que nos sirven para sentirnos vivos, pletóricos y felices. Son fundamentales para una buena gestión y supervivencia de esa gran arquitectura que es el organismo humano. 
Los vasos del sistema circulatorio son los encargados de distribuir la sangre por todo el organismo. Está compuesta de tres grandes grupos: arterias, venas y capilares. A la circulación arterial llena de oxígeno, se le denomina divergente porque se aleja del motor principal para llegar a todas las direcciones, mientras que, a la venosa, saturada de tóxicos cuyo principal componente es el dióxido de carbono, se le denomina convergente por hacer la función inversa: desde todas direcciones se acerca al corazón. Entre medias están los capilares, que son la zona de intercambio. Todo eso tiene como única excepción la circulación pulmonar que es denominada arteria pulmonar a la que lleva a los alveolos la sangre procedente del ventrículo derecho (por lo tanto, es divergente) desoxigenada (como si fuese parte del retorno venoso de la circulación isquémica) y las venas pulmonares salen con sangre oxigenada (excepción entre las venas) hacia la aurícula izquierda del corazón (convergente). En todo esto es fundamental entender que el continente (venas, arterias, capilares, corazón) son igual de importantes que su contenido (la sangre con todo lo que transporta). Así, la contractibilidad de los músculos de vasos y corazón, dependen a su vez de la regulación de temperatura, fortaleza de la adrenalina, reacción ante los líquidos, calidad de los componentes sanguíneos etc. Algunos minerales como el sodio, potasio o calcio también pueden alterar esta contractibilidad ya que pueden contraer los vasos y el corazón tiene que hacer más esfuerzo para pasar la sangre por lo que la presión arterial aumenta.
 

CÓMO ACTUAR

Esta parte es seguramente de las más estudiadas por los laboratorios de fitoterapia ya que el movimiento de los vasos es lo que permite un buen retorno venoso y no estancamientos como los producidos en la elefantiasis y los edemas. Pero en naturopatía se valora no sólo la sangre sino el sistema linfático como su gemelo. 
Este sistema linfático, además de linfocitos cuya función es la fagocitación de tóxicos mayores, también contiene residuos de líquido intersticial, intracelular y transcelular lo que la convierte en el blanco de muchos tratamientos para la circulación, tanto como ayuda a la venosa como por depuración general del organismo y así de paso evitar inflamaciones por las retenciones. Plantas como la vid roja, el castaño de indias, el hamamelis, la cola de caballo o el diente de león ayudan a este vaciaje y estimulan la fagocitación. Hongos como el polyporus y algas como la espirulina o el iziki, también ayudan a este tipo de trabajos.
Los metales pesados son también otro desencadenante de problemas en la circulación, precursores de ictus y sangrados internos (como los producidos en el intestino y que tanto pueden asustar) y que debemos eliminar con algas y hongos como queladores principales (los últimos estudios sobre el maitake resultan muy prometedores) 
Para fortalecer las paredes la vid roja, como decíamos, es un gran componente, pero de las semillas de la uva se obtiene también un componente denominado resveratrol que puede ayudar a fortalecer el tejido, sobre todo en el caso de venas o arterias debilitadas o que sufren con los efectos adversos de medicamentos como el adiro o la aspirina. Siempre como complemento y dentro de la vigilancia que suponen este tipo de tratamientos. 
No debemos olvidar que las funciones alteradas de la circulación cuando la vemos en mal estado no son sólo cuestión de sangre: también son el transporte de nutrientes, especialmente el oxígeno pero todas las que necesiten llegar a los tejidos, la limpieza de los tóxicos, las funciones de ambos transportes, la regulación del líquido intersticial, la regulación de iones y de ph, la de la temperatura corporal y la identificación y primera barrera ante las infecciones o roturas de tejido gracias a su función coagulante. Asi que no cometamos el error de ver sólo lo más simple (su movimiento) sino relacionarlo con todas aquellas funciones que comporta.
Los componentes principales de la sangre son los hematíes o glóbulos rojos, que se forman en la médula ósea de los huesos largos (área a comprobar también) y suelen vivir apenas unos meses antes de ser fagocitados en el bazo. 
Le siguen los leucocitos o glóbulos blancos, también originarios de la médula ósea junto con los tejidos linfáticos ( a comprobar junto con el bazo y la linfa). Dentro de ellos los hay de muchos tipos, unos de limpieza, otros de ataque, otros de fagocitación y los denominados anticuerpos. Pueden ser responsables de muchas enfermedades y salvarnos de más aún por lo que su equilibrio es precario.
El tercer gran grupo está formado por las plaquetas y su función coagulante; se alimentan de la vitamina K por lo que es importante vigilar su consumo ya que en exceso puede dar lugar a trombos y en defecto a hemorragias internas.
 

Categoría: Sabias que...