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ASERTIVIDAD

2021-05-12, Yasmín Herrero
¿Qué es la ASERTIVIDAD? ¿Y para qué sirve esta herramienta en nuestro día a día? Porque eso es la asertividad: una herramienta, una habilidad social que todos poseemos en mayor o menor medida y que puede ser muy útil, si sabemos cómo desarrollarla.


            Podríamos definir la Asertividad como una forma de comunicación en la cual, la persona expone sus argumentos sin intencionalidad alguna, tampoco desde la tristeza, la imposición o el enfado, sino desde el equilibrio y la armonía. Si nos remontamos a los orígenes de la palabra llegamos hasta el latín (vaya, ¡qué sorpresa!) y nos fijamos en el concepto “assertus” cuyo significado es que da algo por certero, lo afirma. 

 

Muchas veces a lo largo del día nos encontramos en situaciones en las que queremos decir lo que pensamos pero no nos atrevemos, generalmente por miedo: a hacer daño, a crear una situación incómoda, a la respuesta de la otra persona…  Pero eso es sólo porque no encontramos la manera adecuada de expresarnos, independientemente de la respuesta del otro. 

 
      Pongamos una situación cotidiana: acaban de llamar de la compañía de teléfono para ofrecernos una tarifa maravillosa; no sabemos cómo cortarle, respondemos a sus preguntas y sólo nos falta decirle la talla de pantalón porque tenemos miedo al enfrentamiento y a la respuesta del operador (que sólo hace su trabajo). Aquí la mayoría de las personas optarían por cabrearse y colgarles el teléfono jurando en idiomas inventados; pero entonces tendríamos dos trabajos: enfadarnos y desenfadarnos. Qué pasaría si le dijéramos al operador con educación y con contundencia: Gracias, pero no me interesa. Sabemos que va a volver a intentarlo. Y nosotros, sin alterarnos, continuaremos con el mismo convencimiento: Gracias, pero no me interesa seguir esta conversación. Sería una manera más cómoda y más fácil sin llegar a calentar nuestro hígado. Pongo este ejemplo como puedo poner miles, sólo hay que plantearse: ¿qué gano con mi enfado? ¿Cómo puedo llegar al mismo punto pero sin emocionalidad ni desgaste?

 
      Para los que conocéis Flores de Bach una parte importante de la Asertividad la relacionaríamos con Centaura (Centaury) y con su, como escribió Jose Luis Perales, “no supo decir no”; aunque, si nos vamos al origen estaría más relacionada seguramente con el Mímulo (Mimulus) o el Alerce (Larch) pero eso ya es harina de otro costal.

 

        Sin embargo, hay que valorar qué es lo que ganamos y qué lo que perdemos. Cuando nos plantamos, cuando defendemos nuestros derechos y nuestros ideales nos recorre una sensación maravillosa, la sensación de ser respetados y valorados. Pero, ¿qué pasa cuando cedemos? ¿Cuando decimos que sí por compromiso, o por falta de valor? ¿Qué hay de esa sensación? La de angustia, la de sentirnos pececillos en una tormenta, la de vernos aplastados; como decía Mafalda: ¡que paren el mundo que me bajo! Y es que somos incapaces de ver esa escala de grises, es más fácil ceder y luego enfurecernos o entristecernos por el “debería haber dicho” o “si es que parezco tont@, siempre tengo que ceder yo” que plantarnos, respirar y expresarnos desde la serenidad.  ¿Qué? ¿Suena fácil dicho así? Probablemente. Pero hay un método infalible, uno que os convertirá en grandes expertos de la Asertividad y, probablemente, de cualquier herramienta social: probar. Es increíble lo que se consigue intentándolo. De pequeña me decían: “Hija, sal a la calle que nadie va a venir a buscarte a casa” y es totalmente cierto; salid, probad, reíd y llorad, al final, cuando nos toque hacer recuento final, serán nuestras experiencias y vivencias las que cuenten, no los cursos que acabemos ni los ascensos que consigamos
 

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