La visión es, probablemente, el sentido del que más creemos depender. Sin embargo, para que sea del que más nos fiamos (sin razón, en realidad) es conveniente descubrir sus secretos y sus tejidos. Una de sus características es que, tener dos ojos, hace posible la visión binocular, con lo cual se puede percibir la profundidad. Así apreciamos el espacio tridimensionalmente, dándonos una mayor sensación de poder. Pero, conozcamos su anatomía.
El ojo es el órgano encargado de la visión. Se localiza en la órbita, protegido por los párpados y lubricado por las lágrimas. El movimiento responde a la acción de 6 músculos oculares (cuatro rectos y dos oblícuos en cada ojo) y los pares nerviosos del cerebro: el 3 (motor ocular común, responsable de que el párpado se mantenga en su sitio y falta de acomodación a las distancias), 4 (patético, que puede provocar visión doble) y 6 (motor ocular externo porque enerva el recto externo y provoca estrabismo).
El globo ocular está formado por tres túnicas:
La túnica fibrosa externa, que incluye la esclerótica para mantener la forma del ojo y proteger las capas inferiores, y la córnea, transparente y encargada de filtrar la luminosidad. Entre la córnea y el cristalino se encuentra el iris o zona de color del ojo, tan necesario en naturopatía en su rama de iridología, ya que es un mapa que nos avisa con sus marcas de lo que el cuerpo está pidiendo como ayuda. Es un anillo muscular que controla el tamaño de la pupila y así ayuda a filtrar la cantidad de luz que pasa por ella.La túnica media o úvea, que incluye el cuerpo ciliar, productor del humor acuoso que mantiene el cristalino en suspensión y le da sustancias nutritivas para que se pueda adaptar para mejorar la vista de cerca; y la coroides o pupila, ambas con las principales arterias y venas del globo ocular.
Por último, la túnica interna o retina reviste la parte posterior del ojo y contiene los receptores de la visión, que convierte la energía vibratoria luminosa en impulsos nerviosos. Entre medias de la retina y el cristalino, encontramos el humor vítreo.
Una vez conocidas sus partes: ¿cómo funciona?
Los rayos luminosos, es decir, aspecto vibratorio, atraviesa la córnea, la cámara anterior del ojo y el cristalino, que los proyecta hacia la retina, la que contiene los receptores luminosos conocidos como conos, encargados de definir los colores y la visión diurna y brillante; y bastones, responsables de ver en blanco y negro y la visión nocturna. La célula nerviosa de la capa más interna de la retina forma el nervio óptico que conduce los impulsos nerviosos por las cintillas ópticas, el quiasma óptico y las radiaciones ópticas hacia el lóbulo occipital de la corteza cerebral.El iris regula la cantidad de luz que penetra en el ojo. Son fibras de músculo liso circular que se contraen para que la pupila sea más pequeña, cuando el ojo se expone a un ambiente muy luminoso, o se contraen, para que la pupila sea de tamaño mayor con el cambio de la luz a la oscuridad, visión cercana y en situaciones de miedo y dolor. Cuando el músculo ciliar se contrae, el ligamento suspensorio se relaja, entonces la tensión de la cápsula del cristalino se contrae y la superficie anterior se abomba hacia delante. El cristalino se hace más convexo acercando de esta manera los objetos al foco. Eso significa que los músculos oculares deben ser ejercitados y masjeados a menudo para mantener el buen tono. Ejercicios como los del métdo Bates y masajes faciales activos (masaje mientras se trabaja la movilidad del ojo), son remedios importantes en esta fase.
El cristalino, también, proyecta los rayos de luz sobre la retina, modificando su curvatura de una forma refleja. Si el globo ocular es demasiado corto, los rayos lumínicos procedentes de un objeto lejano alcanzan un foco detrás de la retina, lo que da lugar a la hipermetropía que se corrige con lente convexa.
Si es demasiada larga en sentido anteroposterior el enfoque de los objetos lejanos queda por delante de la retina lo que da lugar a la miopía lo que se corrige con una lente cóncava.
Los conos y bastones tienen pigmentos que se modifican por la luz. Los bastones tienen un pigmento (rodopsina) que se desdobla de manera gradual en la oscuridad, lo que supone un estímulo químico desencadenante de un estímulo nervioso transmitido hasta la corteza occipital por el nervio óptico. Con luz brillante la rodopsina sufre una desintegración muy rápida y produce un fenómeno de blanqueamiento. También cuando una persona pasa de un lugar con luz brillante a oscuridad queda unos momentos sin ver hasta que de manera progresiva se produce la adaptación por regeneración de la rodopsina. A medida que aumenta la intensidad de la luz los bastones pierden su sensibilidad y cesan en la respuesta.
La visión fetópica es la visión en la luz brillante o intensa y depende de los conos. Hay tres tipos de conos en función del tipo de pigmento que contienen. Los diferentes tipos de ceguera al color pueden explicarse por la ausencia de efecto de algún tipo de cono. Con menos luz los conos dejan de ser estimulados y llegará un momento en el que intervendrán los bastones. La agudeza visual se determina por la densidad de los conos en la retina.
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