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APARATO RESPIRATORIO Y FUERZA VITAL II

2023-05-10, Sonia Lozano
Como hablábamos en el post anterior, el aparato respiratorio es fundamental para el intercambio de información con el entorno además de ser el responsable de la regeneración de nuestra fuerza vital. Así que ¿qué podemos hacer para ayudar?
Recordemos que tenemos dos zonas diferentes y con necesidades distintas dentro del respiratorio, por lo que es importante asegurar la fuerza de ambos tipos de tejidos, en el primer caso, de paredes gruesas, apoyándonos en los mucílagos como los que se obtienen de la avena, la chía o el lino y en el segundo con paredes más finas, en los respiratorios-circulatorios como el liquen de Islandia, malvavisco o pino.
Otra herramienta importante será el masaje de la caja respiratoria siempre asociado a la columna, especialmente a las dorsales 3 a 8 y al plexo solar. Pero no se trata de un masaje muscular, sino mucho más circulatorio y educativo de los límites de respiración más adecuados en cada caso: tiempo de inspiración, proporción mayor o menor de esta con la espiración, espacios intermedios (denominados kumbaka) más adecuados en cada caso, etc. Para ello es importante comprobar la fuerza metabólica, cardíaca, la circulación distal y la fortaleza muscular antes de entrar a valorar los alveolos -tejido de entre 40 y 80 metros cuadrados formado por más de 500 millones de estructuras regadas cada una por ese tejido hemolinfático del que hablábamos- y que tiene que tener una presión atmosférica menor que la del exterior para que se pueda producir el intercambio gaseoso. Conseguir esto no siempre es fácil, razón por la que se pueden producir ataques de asma (cierre alveolar por no poder producirse ese intercambio), ansiedad, insuficiencia respiratoria etc.                
El aire que inhalamos se va mezclando con el aire que permanece en el sistema respiratorio en la última exhalación que contiene presiones más bajas de oxígeno y más altas de dióxido de carbono. La presión del oxígeno va disminuyendo conforme pasa de la atmósfera a los alvéolos a la sangre y a los tejidos, en cambio, la presión del dióxido de carbono decrece a la inversa, de los tejidos a la sangre a los pulmones y finalmente a la atmósfera.es fundamental por lo tanto el movimiento para poder favorecer esta función.
Al filtrar los tóxicos también permite que estos salgan de la circulación acompañados de agua De hecho, si respiramos contra un cristal veremos que lo que queda no es aire sino agua que además está permitiendo un equilibrio ácido-alcalino mucho más importante que el que podemos conseguir, a priori, con la alimentación.
En el ejercicio físico aeróbico se llenan los alveolos “de reposo”, ya que no funcionan a la vez todos ellos, aumentando por tanto la hemoglobina que transporta más dióxido de carbono disuelto en plasma. Evidentemente, a más dióxido se retire, más oxígeno reconstituyente y nutritivo puede entrar de nuevo en esos tejidos por lo que es importante no forzar los alveolos de reposo, pero tampoco dejar de usarlos: unos minutos varias veces al día serán más efectivos que un tiempo esporádico seguido que nos llevaría simplemente a una oxidación mayor.
 

OTROS DESENCADENANTES.

Hemos hablado del plexo solar que, junto con el parasimpático, permiten la función motora básica, pero no es el único sistema nervioso implicado. La influencia del sistema nervioso central también es fundamental para que se de las órdenes pertinentes. Los centros respiratorios son agrupaciones de células nerviosas del tronco encefálico. Aquí hay zonas que al ser estimuladas producen un esfuerzo inspiratorio máximo y se combinan a la vez para interrumpir la actividad inspiratoria, relajar los músculos, para que ocurra la espiración a continuación. Por otro lado, contamos también con el estímulo para la relajación; el más potente lo proporciona el incremento de concentración del dióxido de carbono en sangre, que afecta directamente en los centros inspiratorios o sobre los quimioreceptores centrales que se localizan en el cuarto ventrículo. Así la ansiedad por ejemplo puede ser el mayor responsable de una autointoxicación por ese dióxido de carbono acumulado por la mala respiración y estaríamos tratando, equivocadamente, un aparato (cardiorespiratorio) en lugar del sistema nervioso, gran responsable en este caso. En este caso podemos recurrir a fitoterapia como la pasiflora o la verbena pero suele ser más efectivo el masaje metamórfico.
 
 
 
 
 

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